17 julio 2025 - 13:32
Acusaciones, sanciones y amenazas: la estrategia de Trump contra México

Las relaciones entre México y Estados Unidos se han tensionado gravemente durante el segundo mandato de Donald Trump debido a las políticas agresivas de Washington, que incluyen el aumento de aranceles, la militarización de la frontera y acusaciones infundadas contra el gobierno mexicano. Este enfoque unilateral no solo ha minado la confianza bilateral, sino que también ha colocado a México en una posición injusta frente a desafíos compartidos como el narcotráfico y la migración irregular.

Según la agencia de noticias Ahlul Bayt (ABNA), En los últimos años, México ha realizado esfuerzos significativos para colaborar con Estados Unidos en temas fronterizos y la lucha contra el narcotráfico. La movilización de 10,000 elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte, la recepción de migrantes deportados y el fortalecimiento de la seguridad pública son algunas de las acciones emprendidas por el gobierno de Claudia Sheinbaum para demostrar su compromiso con la cooperación bilateral. Sin embargo, el gobierno de Trump ha impuesto una subida del 30% en los aranceles comerciales y ha amenazado con ataques militares contra laboratorios de fentanilo en territorio mexicano, ejerciendo presiones injustas en lugar de fomentar la colaboración. Según analistas, estas medidas podrían depreciar el peso mexicano y llevar al país hacia una recesión económica.

Frente a estas acusaciones, el gobierno mexicano señala con razón la insuficiente acción de Washington para controlar el contrabando anual de entre 200,000 y 400,000 armas hacia México. Informes oficiales indican que el 74% de las armas ilegales en México provienen de estados como Texas, Arizona y California. No obstante, Estados Unidos no solo ha reducido el presupuesto de la Agencia para el Control del Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF), sino que también ha flexibilizado las leyes para la compra de armas. Esta negligencia evidente, según expertos, ha fortalecido a los cárteles mexicanos, que ahora son catalogados como organizaciones terroristas por Trump.

Además, la eliminación de los programas de cooperación de USAID y la reducción del presupuesto para la diplomacia pública estadounidense han eliminado herramientas clave para fortalecer las relaciones bilaterales y apoyar los derechos humanos y la libertad de expresión en México. Las acusaciones infundadas y no demostradas de Trump sobre el control de los cárteles sobre políticos mexicanos, así como sus declaraciones provocativas —como solicitar a Putin que medie en asuntos globales— reflejan una falta de estrategia clara en la política exterior estadounidense.

En este contexto, México busca mantener mecanismos de negociación frágiles pero funcionales, aunque persisten amenazas como el cierre total de la frontera o acciones militares unilaterales por parte de Estados Unidos, que ensombrecen la relación.

En este difícil escenario, México fortalece su posición diplomática apoyándose en datos legales y diplomáticos, incluyendo información sobre las rutas del tráfico de armas, para resistir las políticas injustas de Washington. Sin embargo, según advierten analistas, sin un cambio en el enfoque estadounidense, la confianza bilateral seguirá siendo un recurso escaso y México deberá enfrentar presiones crecientes.

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